viernes, 27 de julio de 2012

Acto II Escena VII - LEO




                           Afrodita y Eósforo-Apolo



Eósforo.- ¿Has consultado ya al oráculo, Afrodita?

Afrodita.- (Dejando la rosa junto a las demás)  ¡Desde luego!.... La suerte me favorece.

Eósforo.- Ahora debo consultar el mío.

Afrodita.- Demasiado tarde, Eósforo; la pitonisa se ha retirado.

Eósforo.- ¡Vaya! Esto sí que es pintoresco. Estar en el Oráculo de Delfos y no tener a quien consultar.

Afrodita.- Quizás , yo te pueda ayudar.

Eósforo.- ¿Tú?...

Afrodita.- ¡Sí, yo! Te olvidas que soy la pitonisa del amor.

Eósforo.- (Se ríe) Entonces, (hace una reverencia) pitonisa del amor, contéstame. Tendré suerte en los asuntos del corazón.

Afrodita.- (Adopta una situación de trance) ¡El momento te es propicio y los astros también, aquí encontrarás tu amor.

Eósforo.- ¡Qué placer tan sublime!; encontrar el amor en las laderas del monte Parnaso.

Afrodita.- Cualquier sitio es bueno para disfrutar del amor.

Eósforo.- (Piensa) Pensándolo bien; no tengo aún muy claro quien de los dos, lo encontrará ...

Afrodita.- Entonces no hagas caso de lo que has oído. Yo llegué primero.

Eósforo.- ¿No compartirías el amor con tu otro yo?

Afrodita.- Bastante complicado y difícil de coordinar. Mi polaridad es femenina, mi amor ha de ser con un hombre, y en ese tema no transijo. Compartiéndolo contigo todo sería algo ambiguo. ¡No! Demasiado complejo, prefiero vivirlo simplemente como Afrodita.

Eósforo.- Está bien, yo también sé cómo disfrutar del amor... y recuerda Afrodita, sin mí, resultas incompleta.

Afrodita.- (Da unos pasos de danza) Incompleta, yo. No me hagas reír (sigue bailando)...

 (En una de las vueltas, Eósforo, desaparece, hay un gran resplandor que asemeja la luz del Sol y vuelve a entrar convertido en Apolo. Lleva una corona de laurel de oro y un manto dorado)

Eósforo-Apolo.- La luz de mi padre, el Sol, resplandece aún más con la presencia de Afrodita.

Afrodita.- (Con admiración)   ¡Apolo!

Eósforo-Apolo.-¡Has venido a mi templo de Delfos a rendirme tributo?

Afrodita.- ¿Debería haber venido a eso?. Podría también haber otras razones.

Eósforo-Apolo.- Este lugar está consagrado a mi deidad y lo más natural es que se venga a consultar el oráculo y a adorarme.

Afrodita.- Te olvidas que yo también soy una deidad; entre nosotros no hay obligaciones de culto, nos respetamos y basta; somos dioses libres.

Eósforo-Apolo.- Sin embargo, yo soy quien  puede hacer que tus deseos y lo que la pitonisa te ha vaticinado, se materialice en el entorno de mi templo; y tú, ¿puedes concederme algo a mí’

Afrodita.- ¡El amor! ¿no te parece bastante?

Eósforo-Apolo.- Nunca ha sido difícil para mí encontrar el amor. Mi propia presencia enamora y mi energía aviva las pasiones más intensas.

Afrodita.-¡Menudo ego!

Eósforo-Apolo.- No es ego; esa es la esencia de mi naturaleza, estoy creado para ello, ser consciente o aceptarlo es bueno, simplemente, es ser sincero.

Afrodita.- Creo que en el fondo tienes razón. Si tú eres así, hay que aceptarte tal  cómo eres.

Eósforo-Apolo.- Cómo se nota que vas aprendiendo, Afrodita.

Afrodita.- ¿Tú también  sabes  lo referente a mi búsqueda de la esencia cósmica?

Eósforo-Apolo.- En el mundo de los dioses se sabe todo, se cuenta una y otra vez, se transmite, se plasma; esa es la Mitología.

Afrodita.- (Se acerca y observa la corona que ciñe su frente) ¿Es laurel?

Eósforo-Apolo.- El símbolo del triunfo; la que deberán  ceñir los vencedores de los juegos olímpicos. Yo la porto ahora porque según la historia me corresponderá a mí el honor de ser el primer ganador .

Afrodita.- Pero la tuya es de oro.

Eósforo-Apolo.- Tanto valor tiene una de laurel verde como ésta de oro. Lo importante es el símbolo. La mía debe ser de este noble metal porque este es el  metal del Sol.

Afrodita.- El oro es bellísimo, pero yo prefiero el cobre.
Eósforo-Apolo.- Son totalmente compatibles; como tú y yo...

Afrodita.- (Más contenta) ¿Tú crees?  Eso me gusta. Me encanta ser compatible con los demás; ya sabe que represento al amor, a la compañía con el otro....a la unión de dos.

Eósforo-Apolo.- (Orgulloso) Yo represento: ¡ el poder ¡.

Afrodita.- Ya se nota...

Eósforo-Apolo.- Un poder que transmito a los nativos del signo Leo y ellos lo transmiten a su vez al mundo a través de su capacidad de organización y  mando. Leo ha nacido para dirigir, gobernar y organizar.

Afrodita.-  Y...para amar...

Eósforo-Apolo.- Cuando se enamora es muy ardiente , aunque suele ser algo celoso.

Afrodita.- Sí; eso lo sé: he tenido que solucionar más de alguno de sus enredos amorosos.

Eósforo-Apolo.- Pero en Leo siempre impera la nobleza; pase lo que pase, al final suele ser condescendiente.

Afrodita.- Eso dice mucho a su favor.

Eósforo-Apolo.- Ten en cuenta que debe serlo, está considerado como el padre del Zodiaco .

Afrodita.- Comprendo...

Eósforo-Apolo.- Impregnado de la energía del Sol; Leo ha nacido para disfrutar de la vida.

Afrodita.- Cómo yo, a mí también me encanta disfrutarla... (matiza) pero con amor.

Eósforo-Apolo.- Leo nunca deja de ser niño, se mantiene con un espíritu jovial durante toda su existencia . También es un buen actor; el teatro está hecho para Leo.

Afrodita.- Me apasiona el teatro, especialmente cuando cuenta historias de amor.

Eósforo-Apolo- Algunas historias de amor pueden convertirse en grandes tragedias, así lo representan muchos de los grandes autores griegos.

Afrodita.-  Yo me quedo siempre con los momentos de  amor..., soy muy romántica.

Eósforo-Apolo.- (Sonríe) Eres tan bella que el destino te permite ser lo que tú quieras.

Afrodita.- (Se siente muy bien) ¡Qué aroma tan delicioso se aspira en este lugar!

Eósforo-Apolo.- (Toma una de las rosas, aspira su perfume) Ese aroma  de rosas va siempre contigo, eres tú quien lo emana Afrodita,  (hace que Afrodita la huela) . Junto a ti, será aun más bella  “La rosa de Leo”.

Afrodita.- (Recibiéndola) Tomo la esencia de:  ¡tu poder! , Leo.

                                          Cual corona
                                          de oro, Leo,
                                          será la rosa
                                          que el Sol
                                          irradió bella
                                          para ti.
                                          sigue, noble,
                                          en la constancia
                                          que de ahí
                                          brillará
                                          tu estrella
                                          hasta que el mundo
                                          se rinda
                                          ante la evidencia
                                          de tu poder... (Termina con una elegante postura)

(Apolo le besa la mano. Ella se siente halagada y contempla feliz como el dios se retira  solemnemente)



       Escena siguiente                                                 Página Inicio




Obra  editada con fines educativos. Se autoriza su difusión y  representacion en centros culturales o de enseñanza (colegios e institutos) sin ánimo de lucro.

 Para  otras representaciones teatrales conectar con el autor o SGAE.

 © Cristián Mínguez  - SGAE nº 99225





No hay comentarios:

Publicar un comentario